lunes, 18 de agosto de 2008

Stephen William Hawking NO tenía un Land Rover Santana del 88.

Siempre he creído que Stephen Hawking estaba así de malito porque cuando iba a vendimiar de pequeño le tocaba sentarse en el escalón que genera el hueco de las ruedas traseras dentro del habitáculo de un Land Rover Santana del 88. Sería algo así:


Ahora ya no lo creo. Mi nivel de inteligencia interpersonal ha aumentado considerablemente en poco tiempo y ahora dispongo de las capacidades cognitivas suficicientes para determinar que Stephen William Hawking no puede desarrollar una motricidad normal debido a sus pelotas.
Unas pelotas enormes y peludas que disminuyen gradualmente el funcionamiento de sus motoneuronas absorbiendo toda la energía vital que fluye de Stephen. Nada que ver con la enfermedad de Lou Gehrig o la elefantiasis. Nada que ver con el caballo de espartero ni con las pelotas del toro que se enamoró de la luna. Son las pelotas de Stephen, y son un becerro de oro que parece haber recibido todos los exvotos genitales de la era cristiana desarrollando un mutante sobrehumano que precisó de la transfiguración de Stephen, mostrando su auténtica naturaleza.

En 1963, cuando Stephen tenía 21 años los médicos le pronosticaron que no viviría lo suficiente para acabar su doctorado. Sin embargo, Hawking escribió:
"Aunque había una nube sobre mi futuro, descubrí para mi sorpresa que estaba disfrutando la vida en el presente más de lo que lo había hecho antes. Empecé a avanzar en mi investigación" [extraído de Wikipedia]
Al terminar de pensar esta frase, justo antes de pronunciarla, en esa precisa milésima de segundo, (tal vez una fracción menor que la milésima porque las cosas importantes de la vida pasan en fracciones pequeñísimas de tiempo), las pelotas de Stephen sufrieron un colapso gravitacional desencadenando la elaboración natural de combustible nuclear a niveles atómicos.
Esto, por supuesto, no es bueno para la salud de Stephen, ni tampoco el hecho de que su energía pueda entrar y salir con tarjeta V.I.P. de los agujeros de gusano en las 11 dimensiones del universo volviendo a su cuerpo inútil con resaca de iones negativos.

Cuando Stephen escribió en 2001 su best-seller de divulgación científica "El universo en una cáscara de nuez" sin duda se refería a sus pelotas. Es Miembro de la Real Sociedad de Londres, de la Academia Pontificia de las Ciencias y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Premio Príncipe de Asturias de la Concordia en 1989 y galardonado con la Medalla Copley en 2006. Es actual catedrático Lucasiano. Además, el Profesor Hawking tiene doce doctorados honoris causa, se le concedió el CBE en 1982 y fue designado Compañero de Honor en 1989, además de numerosos premios y distinciones más.
Es posible que sus nueces encierren "la semilla cósmica originaria" de la que surgió nuestro universo.

Graande Stephen , graande.

1 comentarios:

Hyllia dijo...

Ole y ole los huevos toreros. Ay piticli bonico, no sabia que eran las pelotas lo que provocan los agujeros negros, pensaba yo que eran los gusanos espaciales...

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