miércoles, 3 de septiembre de 2008

Blu

Les haré una introducción en plan Mayra Gómez Kemp:
Otra de las ventajas de tener tiempo es que tienes mucho tiempo.
Y tiempo es lo que ha debido de costarle a un tal "Blu" la asimilación del nivel Jedi en animación.
La animación es una ilusión óptica, pero no sirve cualquier ilusionista.
Las manos de Blu son las mejores esclavas de su portentosa capacidad para apropiarse del espacio que les rodea a él y a su obra.

Hablo de Blu como un artista en singular porque así es como viene en el prospecto, pero no descarten la posibilidad de que se trate de un colectivo bajo seudónimo o bien del mismísimo Banksy reencarnado en una versión mucho menos popular de su personaje y por lo tanto más coherente. Esto sería maravilloso y encumbraría a Banksy a la categoría de artista del s. XXI sin pasar por Taschen ni nada, pero sepan que es una opinión personal intencionada.

Blu es un artista urbano con el beneplacito de las autoridades, un artista multidisciplinar disfrazado de 'grafitero'. El lenguaje de Blu es la pintura, pero también el vídeo, el grafismo, la arquitectura o la danza, porque Blu trabaja gestando experiencias visuales, en estático o en movimiento, dependiendo del tiempo que pase el artista en conexión directa con la prostaglandina.

El trabajo que me lleva a hablarles de su obra se titula "Muto", es para quitarse el sombrero.
Se trata de una animación en stop-motion que usa como soporte para los dibujos el espacio público, y como dimensiones un rango de medidas que oscila ente el metro cuadrado y los tres o cuatro pisos de altura por un edificio de ancho. Ahí es nada.
Y realizado, insisto, foto a foto: haz el dibujo, quita la grúa, haz la foto, pon la grúa, borra el dibujo ..., y así para una producción a 12 fotogramas por segundo (calculo que serían 12 y no 24), que durante 7,26 segundos supone un total de 5352 imágenes repletas de conocimiento del timming, el spacing y el suputamadring. Un genio.

Les adjunto ya el video para que sepan de qué hablo:




Si lo desean pueden investigar sobre la obra de Blu en Blublu.org.
Descubrirán que tiene trabajos realizados en Zaragoza, Milán, Belfast, Livorno, Jerusalem, sobre el muro de la Tate Modern en Londres, en Linares, en Bologna y donde sea que haya un muro que necesite maquillaje. Por cierto, si viven en Zaragoza, Linares o alguna de las ubicaciones citadas, no dejen de hacerse una foto frente al grafitti que les haya tocado, podrían estar creando un fetiche que se revalorizará cuando tapen la obra con un anuncio del ultramarinos local. Lo del muro de la Tate Modern, es cierto, formaba parte de una exposición titulada "Street Art" que se llevó a cabo entre el 23 de mayo y el 25 de agosto de este año 2008.
http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/streetart/artists.shtm
Conceptualmente, la exposición puede parecer tanto un reconocimiento público como una limosna igual que la que supone dejar a los niños que hagan figuritas con el hojaldre sobrante una vez que se ha metido la tarta al horno.

Deberían ver el vídeo de la instalación del proyecto.
http://www.tate.org.uk/modern/exhibitions/streetart/installation.shtm
Notarán que Blu es el único que no da la cara (a no ser que haya desenfoque de por medio) y que el resto de artistas internacionales -incluido un español de Barcelona llamado Sixe Art- lo idolatran. Eso reafirma mi teoría de que Blu podría ser en realidad Banksy, otro inglés (el de los grafittis en el muro de la Franja de Gaza, las versiones falsas de los discos de Paris Hilton y los SWAT ingleses con cara de 'smiley' , por citar alguna de sus intervenciones más famosas- http://www.banksy.co.uk )

En realidad, el valor añadido de Blu con respecto a Banksy es la capacidad de dotar de movimiento a su obra, contagiándola de más efimeridad y haciendo que resulte más viva, y por lo tanto más contemporánea, al ser creación por y para el momento vivido, como cada una de las pinceladas de una imagen que permanecerá estática el resto del tiempo que le toque existir.
Blu no realiza bocetos, en ese sentido podemos considerarlo surrealista, de factura automática pero no del todo genuina, pues se limita al blanco y negro por necesidades de producción y construye espacios con figuras interconectadas como lo hicieron en su día los árabes en la arquitectura, M.C. Escher en los grabados o Keith Haring en sus pintadas sobre los alicatados de algún váter en San Francisco.
Espíritu surrealista, factura pop y estilismo contemporáneo como el de Robin Rhode en sus animaciones de banderas de ladrillo. Recreación del movimiento imposible con la falta de corrección de quien no tiene miedo al juicio estético. Exclusivamente personal, políticamente incorrecto, técnicamente anárquico y rebelde como las animaciones a lápiz de Bill Plinton.
Decididamente, hay que saber de él.

Para otro día dejamos el debate sobre la conveniencia de instalar el arte en el lado incorrecto de las paredes del museo. ¿Es tan válida una obra expuesta fuera como una obra en el interior del museo?
¿Dónde empieza el espacio mágico que convierte a objetos ordinarios en obras artísticas? ¿Son obras de arte o tan sólo "están" cumpliendo esa función? ¿Puede el grafitti entrar al museo?
Ustedes mismos pueden debatir estas opciones tomando café, y digo café porque con cualquier otra bebida se dormirán porque son tremendamente aburridas y de una impertinencia somnífera.
Ideales para echar de casa a los Plómez.
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