Creo que era Alf, el ochentero alien de Melmac, quien tenía la costumbre de fotografiar sus pies en las más diversas situaciones. Yo voy a hacer lo mismo.
Visión subjetiva del objeto que me convierte en portador de la fragilidad.
Porque mi pie es ahora un objeto frágil, pesado como un perro muerto pero delicado como la libertad de las mariposas, que si les tocas con los dedos las alas dicen que después mueren porque ya no vuelven a volar nunca y se agobian tanto que acaban desapareciendo.
Es como si cenicienta llevara puestos sus zapatos de cristal para volver corriendo por las empedradas calles que llevan a palacio. Menos mal que al menos perdió uno.
Es una matriz biónica generadora de huesos que necesita estar tranquila y ha elegido el peor sitio para anidar. Cosas de las matrices biónicas. Y lo peor de todo es que va a ser un embarazo lento y ella no está dispuesta a colaborar. Tranquilo pie, menos lobos.
Todo sea por la criatura, que nazca fuerte y dura.
domingo, 17 de agosto de 2008
So payaso, me tiemblan los pies...
Siempre ha sido así.
Ya era hora de ponerse el uniforme.
Y todo gracias a mi querida Adriana - que me trajo este objeto mágico directamente desde el sol montada en el carro de Apolo - y al Gran Mimón, Conde de la Cucamona por los siglos de los siglos. Amén.
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