sábado, 23 de agosto de 2008

El Karma, el destino y la maldición de Aurelio.

Si en otra vida fui dueño de una ortopedia en un barrio Chino y vendía artículos de saldo fabricados en Timor Oriental como si fueran nuevos, o bien fui una vaca de 450 kg. que se divertía pisando los metacarpos de los campesinos con síndrome de Down, me está bien empleado lo del pie. De otro modo, creo que la principal causa de mi lesión es la física.


Teniendo en cuenta que peso 83 kg. y que la caída se produjo desde una altura aproximada de un metro con ochenta centímetros, el hueso del talón del pie derecho -que cayó peor o cayó primero- recibió un impacto que podemos escribir de la siguiente forma:

Integramos la ecuación del movimiento para obtener la velocidad v de mi masa corporal en caída libre en cualquier instante t. Las condiciones iniciales son: v0 es el número de botellas de vino que se sacaron en la cena previa al impacto y t0 el tiempo duraron en la mesa.

Para integrar se hace el cambio v=z·vl.

Se deshace el cambio y se despeja v en función del tiempo (t-t0), Se llega después de algunas operaciones a la expresión.

La ecuación del movimiento se transforma en

Que se puede integrar de forma inmediata

La altura x del talón en función de su velocidad v es

Despejamos la velocidad v en función de la posición x y deducimos, por lo tanto, que: me dí un hostión terrible.

Es evidente que por muchas fórmulas que haga uno no es fácil engañar a las leyes de la física, o a lo que sea que representen las leyes de la física, que supongo que están muy bien expresadas en matemáticas pero que si pudieran hablar entre ellas no hablarían ni en inglés, ni en chino, ni en matemáticas. Tal vez pertenezcan al mismo mundo de capital etéreo al que pertenecen el Karma, el destino y las maldiciones. Están ahí y más vale que no se enfaden con usted.

Por lo visto, el Karma (lo pongo en mayúsculas por si las moscas), se pasa el día apuntando lo que está bien y lo que está mal, y el muy rencoroso se acuerda incluso de lo que hiciste en otras vidas.

- Perdone usted, señor o señora Karma, es que me ha apuntado usted que un día me cagué en la puerta de un hospital y un niño resbaló y se le cayó el helado en la caca y luego quiso cogerlo y ... bueno, no fue agradable pero .... es que yo entonces era un perro con 14 años que estaba esperando a mi dueño que estaba en urgencias.
- Eras tú y debes responder por tus actos. El que siembra rayos cosecha tempestades.
- Eso es cristiano y usted es una creencia central en las doctrinas del ayyavazhi, el budismo, el hinduismo y el jainismo.
- ¡Yo soy lo que me da la gana! ¡Venga, arreando! que me tienes frito con las preguntitas.

Y así funciona, todo el día protestando y de mal humor, bruñiendo el metal de la mirilla con sus propios párpados, todo el día con su ojo almendrado pegado a la puerta, bisbiseando y pensando que lo hace por nuestro bien y diciendo: "Es para que consigáis ser perfectos. Estais en el mundo por eso". ¡Gilipollas! (glups!)

Se comporta exactamente igual que los angelitos que te apuntan si vas a misa o no, solo que estos tienen mejor rollo porque son subcontratados. La faena, por lo visto, le tocaba hacerla a un tal Pedro y ellos no se preocupan demasiado de que salga todo bien. He oído incluso que están allí trabajando todos los angelitos negros y los que se quedaron sin papeles cuando el Papa cerró el limbo, no sé si porque había demasiada faena o porque no había ninguna.

La cuestión es que siempre hay alguien vigilando, y si no es porque te han instalado algún dispositivo parecido al tacómetro, seguramente no tóxico, para que hable por ti el día del juicio.
- Pero si yo no he hecho nada, oiga, ¿por qué tengo que ir a un juicio?
- Veenga, sácate el corazón que vamos a pesarlo.

Estos juicios tampoco son malos del todo. Al fin y al cabo esa ha sido tu partida, eso es lo que has hecho con el tiempo que te han dado, lo que queda ya es cosa del destino.
El destino es más viejo y tiene más paciencia, pero por otro lado es muy cabezón. Ya no atiernde a razones; intentas hablar con él y solo sabe de sus temas, no le importa nadie ya. Es posible que sufra Alzheimer pero eso sería terrible por que, de ser así, a lo peor las monjas misioneras que estan haciendo una labor verdaderamente buena se confundirían con los señores que se disfrazan de monja en las fiestas de los pueblos y se van a perseguir a los niños para darles besos en las rodillas. Y eso sería terrible, sí.

Yo creo que está aburrido, eso es todo. Es normal, el Karma es más activo, funciona con relación causa-efecto, tú haces esto y él te mete dos sopapos para que no te acostumbres. Incluso a veces te los pega por si acaso. Lo tiene todo muy bien atado y aún así tiene tanta faena que puede tardar siglos en contestarte.
Pero el destino es un viejo chocho, a mí me da un poco de pena. Lo veo en el banco , con las leyes de la física, que parecen tontas. Se reunen y no dicen nada, solo existen. Una junto a la otra, con cara de susto, como de autista fingido, delicadamente lentas como árboles de bosque encantado.

Pero su compañía no es suficiente para el destino.
Sólo lo he visto sonreír cuando vienen las colonias de maldiciones. Dicen que son las únicas que saben dónde hay que hacerle cosquillas para que se ría, aunque yo nunca lo he visto reírse.

Ellas son frescas y jóvenes, todas huérfanas. Hijas sin padre, de madres desaparecidas que seguramente perdieron algún juicio o lo perdieron todo, el juicio me refiero. Malas madres para unas niñas tan dañinas, aunque las niñas tal vez no tengan la culpa. También hay algún niño, el mal de ojo, pero no sale del autobús en varios días porque dice que, como es tuerto, lo reconocen enseguida y se ríen de él en la cara.

Hay una niña a la que llaman 'la maldición de Aurelio'. El nombre es más largo, pero no me atrevo a pensarlo entero por si acaso gira la cabeza y me ve, ya nos conocemos.
Debe su nombre a unas inscripciones que, aún pareciendo paleocristianas, no tendrán más de 60 años y que he visto por Segovia. Ella ha estado pendiente del esguince de mi compañera Ana, de la urticaria de Jaime, de mi fractura de calcáneo y del virus gastroinstestinal que recorría el palacio cuando lo abandoné. No he querido preguntar, creo que ya se ha cansado de hacer rabiar al destino.

Cuando las cosas ocurren con márgenes de probabilidad pequeños, como que te toque la lotería dos veces seguidas o que se sucedan las visitas al hospital por motivos distintos y en un periodo de tiempo pequeño siempre pensamos en el destino. La diferencia es que cuando las cosas son o nos parecen positivas pensamos en el destino, estaba escrito, yo me lo merezco , esta es mi vida y es fantástica, claro que sí.

Si hay dolor es cosa de las maldiciones, esas asquerosas niñas impertinentes que andan por ahí despertando a todo el mundo con sus asquerosas voces angelicales, desmadradas, sin perro que les ladre, ni piscina donde bañarse.
Mal rayo las parta.

no molestes a las imágenes

En este preciso instante, una niña rubia de ojos azules
como el hielo antártico, está bajando del autobús con
una merendera de plata y un
pararrayos.
No le hagan mucho caso, la conozco.


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